METODO PRÁCTICO PARA EMPEZAR A MEDITAR.

La meditación es un ejercicio espiritual confortador y agradecido, por que el bien viene desde adentro. Cierto día le preguntaron a El Buda ¿Qué te da la meditación? Este respondió: No te diré lo que me da, pero te dirá lo que me quita. Ansiedad, inconsciencia, desasosiego, precipitación, malos pensamientos y valores negativos….

Para empezar a meditar podemos utilizar la técnica de la respiración cuadrática. Para ello, es preciso establecer unas premisas: Tenemos que estar calmados, en una estancia con poco o nulo ruido externo, y una silla para sentarnos (tambien podemos hacerlo tumbados) en que estemos confortables y cómodos.

Evitemos la luz potente, y establezcamos en la estancia una ligera penumbra.

Sentados. Ojos cerrados, o entornados. Sin presión. De forma natural, como cuando dormimos.

Adoptemos la llamada «postura del faraón». Sentados con la espalda y la cabeza rectas y verticales, siempre y cuando no estemos tensos. Las manos sobre las rodillas, que estarán juntas, como los pies, completa y totalmente en contacto con el suelo.

Cuando estemos tranquilos en esta posición haremos una inspiración profunda, por la nariz y desde el estómago hacia afuera, contando lentamente 4 segundos. Mantendremos la respiración en pausa 4 segundos tras la inspiración, y soltaremos lentamente el aire por la boca contando también 4 segundos, para cuando hayamos soltado todo el aire, contar cuatro segundos de pausa hasta hacer la siguiente inspiración, y volvemos a comenzar el ciclo.

Repitamos esto hasta que lo único que escuchemos sean los 4 segundos en cada movimiento respiratorio. Concentrémonos en los números. Sólo en contarlos.

Cuando hayamos conseguido escuchar en nuestro cerebro sólo los números, imaginemos un pozo profundo, con siete círculos, o siete planos circulares en su interior, en posición concéntrica a la boca redonda del pozo.

No importa si en este proceso, o mientras inspiramos o expiramos nos asaltan ideas de cualquier tipo: Podemos admitirlas, pararnos un momento a contemplarlas, y apartarlas luego con suavidad de nuestra mente, continuando el proceso donde lo dejamos.

Cuando logremos visualizar en nuestra mente el pozo y los siete planos internos en él, miremos en el interior del pozo y tratemos de alcanzar el primer plano, por debajo de la superficie. Con ésto, nos alejamos de la realidad que nos rodea, y vamos dejando de escuchar los posibles sonidos exteriores, y dejando de ver l poca luz que hayamos dejado en la estancia.

El primer circulo es la puerta a nuestro interior: Nuestro YO interior donde residen las respuestas de aquello que no preguntamos por que no conocemos aún. Escuchamos dentro de nuestra mente un parloteo de muchas cosas. La mente no descansa. Y nos habla constantemente desde el consciente y el sub-consciente. Procuremos alejar el parloteo inútil y vacío de la mente. Apartémosla con suavidad y con amor.

Tratemos ahora de bajar al siguiente plano, por debajo de nosotros. Cuando lo hayamos alcanzado, nos encontraremos serenos y relajados, y el parloteo de la mente se oirá en segundo plano, mas lejos.

Esta es la antesala de nuestro YO. En ella, vemos al pensador, que es quien nos parlotea desde el cerebro, y no nos permite concentrarnos. Hagámosle una seña para indicarle que guarde silencio. Concentrémonos en el silencio.

Ahora bajemos al siguiente plano por debajo de nosotros. Este es el comienzo del mundo interior. Estamos abriendo las puertas a lo hasta ahora desconocido para nosotros. En este plano ya no oímos nada. Ni siquiera la voz de nuestro cerebro. Estamos absolutamente en calma, en la oscuridad, sin que nada nos moleste. Ahora aparece el observador, que es quien nos observa desde fuera de nosotros. Nuestro Alter-ego. Debemos indicarle, al igual que lo hicimos con el pensador, que no nos observe más. No necesitamos su observación porque estamos solos, y somos nosotros mismos.

Y con ello, bajamos otro plano mas por debajo de nosotros. En este plano estamos solos. No hay nada sino oscuridad y silencio. Gocemos de ese estado de casi beatitud. Estamos solos gozándonos de nosotros mismos. Disfrutemos la alegría del encuentro!.

Y cuando lo creamos oportuno, bajemos un plano mas abajo. Ahora comenzamos a percibir lejanamente algo que no son pensamientos, no son palabras. Algo as profundo y mucho mas intuitivo que las palabras. Estamos entrando en el YO primordial, en comunicación con el UNO, la Unidad elemental y creadora.

Bajemos por fin al último plano, y quedémonos tranquilos, hasta que surja espontáneamente la comunicación con Dios. Allí están las respuestas que siempre hemos buscado!. Las revelaciones en forma de epifanías, que siempre hemos sabido, y estaban ahí, esperándonos.

Hemos alcanzado la iluminación. La Luz.

Espero y deseo que su viaje a su YO interior sea agradable y positivo.

Mi Dios es Grande.