CONSIDERACIONES TEOLÓGICAS SOBRE LA ORDENACIÓN DE MUJERES.

Generalmente cuando la gente que se opone a que las mujeres estén en el ministerio, el tema real no es la Biblia, sino la autoridad. Ellos argumentan que las mujeres no deberían estar en una posición de autoridad.

Estas personas se deberían preguntar realmente qué es autoridad y por qué los hombres la deberían tener y por qué las mujeres no. Textos malentendidos que lidian con las relaciones de esposos han sido mal aplicados al tema de las mujeres en el ministerio. Por ejemplo, la gente tiene una visión del término “ayuda idónea” en Génesis 2:18 como una base para argumentar la inferioridad de la mujer. Las palabras en cuestión sin embargo significan “una ayuda idónea para él” y no sugieren inferioridad, porque la misma palabra “ayudante” se utiliza acerca de Dios (Deuteronomio 33:7).

De forma similar, la gente argumenta que las mujeres no tienen que estar en posiciones de autoridad por lo que dice en Génesis 3:16.

A Eva se le dijo que su esposo iba a enseñorearse sobre ella. Sin embargo, estas palabras son para describir la vida después de la caída, no son descriptivas de lo que Dios quería para la humanidad. La ofensa más grande es que la gente ha asumido el entendimiento de autoridad del mundo y lo ha aplicado a la Iglesia, pero en Cristo la autoridad tiene que ser entendida de una manera diferente.

El texto clásico que lidia con la autoridad es Mateo 20:25-28 en el cual Jesús mandó a sus discípulos que la perspectiva del mundo en cuanto a la autoridad y grandeza no debe ser su forma de pensar.

En vez de que los líderes se señoreen y tengan autoridad sobre otros, los líderes deberían ser sus sirvientes. Esta enseñanza es válida, no solo para el ministerio, pero para las relaciones de la familia y todos los otros tipos de papeles de liderazgo.

Sin embargo, Efesios 5:22, se usa generalmente para argumentar que las mujeres no deberían tener autoridad debido a que las mujeres tienen que someterse a sus esposos. Es cuestionable si los textos que tratan con las relaciones del matrimonio deberían aplicarse al tema de las mujeres en el ministerio. Pero aparte de esto, el punto más importante es que Efesios 5:22 es uno de los textos más abusados en la Biblia. La sumisión de las esposas tiene que ser un ejemplo de la sumisión mutua requerida de todos los Cristianos en el 5:21.

Es más, en los manuscritos del versículo 5:22 seguido por la mayoría de ediciones del Nuevo Testamento Griego, la palabra “someter” ni siquiera está presente; se asume su existencia del versículo 21. Desde la perspectiva de este mundo la sumisión mutua no tiene sentido pero es simplemente otra forma de expresar el punto de vista de Mateo 20:25-28.

En el contexto del mundo antiguo, se mandó a las esposas a someterse a sus esposos porque la cristiandad con su llamado de compromiso total a Cristo se veía como un peligro para la familia. En Tito 2:5 se pide a las esposas a que se sometan, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Los esposos son la “cabeza” en Efesios 5, pero solo para poner más responsabilidad en el marido para que cuide de su esposa. El tiene que darse a ella en amor como Cristo se dio a la iglesia. En los dos, en la familia y en la iglesia sumisión mutua es el de mayordomía.

En los tiempos recientes alguna gente ha dicho que las mujeres pueden pastorear, pero dicen que las mujeres no deberían estar en posiciones de última autoridad. Tal distinción no puede ser defendida, porque ningún texto bíblico indica dos niveles de autoridad en el ministerio. No necesitamos un punto de vista acerca de la autoridad que limite la función de mujeres en el ministerio.

Necesitamos una visión del ministerio que subyugue lo que este mundo entiende como autoridad. La sumisión mutua es el Evangelio en acción. Ministerio Generalmente cuanto las personas se oponen a que las mujeres estén en el ministerio, su oposición se basa en el punto de vista acerca del ministerio.

Particularmente si el sacerdocio del Antiguo Testamento es tomado como el modelo del ministerio, las mujeres nunca serian aceptadas como pastores debido a que los sacerdotes en el Antiguo Testamento eran hombres, y además solamente Levitas. Sin embargo, aún en el Antiguo Testamento, la intención original era que los Israelitas debían ser un reino de sacerdotes (Éxodo 19:6), y esta idea es importante en el Nuevo Testamento.

Mientras que hay algunos paralelos entre el sacerdocio del Antiguo Testamento y el ministerio Cristiano, el primero no es un modelo para el segundo. El sacerdocio de todos los creyentes debería requerir que haya mujeres en el ministerio. El enfoque en pasajes como Efesios 4:12 correctamente enfatiza que el ministerio es el deber de toda la iglesia y no solamente del clérigo. La distinción del valor, la santidad, y el privilegio entre el clérigo y laicado debería ser rechazado, y el ministerio de las mujeres es una forma de enfatizar en el ministerio de toda la Iglesia. La ordenación, porque ha sido vista como otorgar un estado especial a los sacerdotes, ha sido muchas veces una barrera al ministerio de las mujeres y al ministerio de laicado.

Esta práctica de ordenar cierta gente para el ministerio tiene antecedentes en el Nuevo Testamento, pero no se la enseña explícitamente. Esto no es para discutir contra la ordenación y tampoco para argumentar contra el clérigo profesional, pero la iglesia necesita discutir lo que significa la ordenación y asegurarse de que la ordenación no sea más obstáculo que ayuda para proclamar el evangelio. El ministerio no es un privilegio al cual solo algunos son llamados. Es la tarea de todos los cristianos al identificarse con el ministerio y el amor de Jesucristo.

Una iglesia dotada Relacionada de manera cercana a la discusión sobre el ministerio de toda la iglesia es el enfoque en la variedad de los dones en el cuerpo de Cristo. Al reconocer la diversidad de los dones dentro de su fraternidad la iglesia reconoce que el Espíritu de Dios funciona en diferentes maneras en diferentes personas. La tarea de una persona en el ministerio de la iglesia es determinado por la forma como el Espíritu se manifiesta en la vida y acciones de esta persona (1 Corintios 12:11). Si a un hombre o a una mujer se le ha dado el privilegio de servir en una iglesia como clérigo no es por su propia elección de hacerlo, pero en el reconocimiento de que el Espíritu de Dios le ha liderado y otorgado poderes para el sacerdocio.

El requerimiento para el ministerio pastoral es la manifestación del Espíritu y no de si es un hombre. En ninguna parte del Nuevo Testamento los dones del Espíritu están determinados por el género. Si se anima a las mujeres a que utilicen sus dones para el ministerio, la iglesia tendrá más recursos para el evangelismo, el servicio y el discipulado. Este nuevo poder para el esparcimiento del Evangelio puede ser decisivo para el crecimiento y la salud de la Iglesia.

Algunas personas se han opuesto al ministerio de las mujeres debido a que la iglesia raramente ha tenido a mujeres como clérigas. Ha habido excepciones, pero generalmente esto es verdad. Sigue siendo una objeción no válida. Mientras la tradición debería ser valorada, solo las Escrituras son autoritativas. Bastantes veces en la historia de la iglesia los creyentes se han dado cuenta que el Evangelio en su tiempo requería nuevos pensamientos, definiciones, y acciones que no se habían xv Apéndice expresado antes. La doctrina de la trinidad es un ejemplo obvio de este desarrollo teológico. En el siglo 16 el entendimiento de la salvación y el papel de la iglesia fueron redefinidos.

En el último siglo hubo la abolición de la esclavitud en Los Estados Unidos fue a causa de la aplicación del Evangelio en diferentes formas. Al enfocarse en la autoridad de la Escritura, nosotros no creemos que a Dios se le pueda prohibir hacer cosas nuevas. Nuestro Dios está vivo y sigue liderando a su pueblo para aplicar el evangelio a su propio tiempo. El Evangelio no cambia, pero la forma en la que se aplica en un tiempo y lugar particular podría cambiar.

Consideraciones finales Nuestra sociedad enfrenta muchos problemas, muchos de ellos están relacionados con roles sexuales y distinciones. Estos problemas también son problemas en la iglesia. Los extremos en nuestra sociedad crean temor sobre la deterioración de las estructuras familiares u otros cambios que puedan ocurrir. El estímulo de las mujeres en el ministerio no viene de estos extremos y no debería contribuir a estos temores.

Tener a mujeres en el ministerio no solamente liberará las energías de la Iglesia para la proclamación del evangelio, sino también tener a mujeres en papeles del ministerio ayudará a la iglesia tratar de una manera más honesta y completa que antes el significado de ser un hombre y el significado ser una mujer. El ministerio de la iglesia es una tarea enorme y muchas veces difícil.

Los dones y las habilidades de las mujeres se necesitan tanto como las de los hombres. Las mujeres se toparán con los mismos problemas que los hombres, pero la Iglesia no puede darse el lujo de levantar obstáculos adicionales que inhibirían su ministerio. Es tiempo de dejar que el Espíritu de Dios trabaje por medio de todo el pueblo de Dios, incluyendo a las mujeres. Disfrutar la libertad del Espíritu no solamente significará que las mujeres pueden ministrar, pero que el pueblo de Dios también permitirá que se les ministre por parte de todos aquellos que son llamados por Dios y son dotados por Dios.

Fuente: PMMI