CONTEXTUALIZANDO A EMMANUEL

Deseamos con este artículo de proximidad, acercarnos a la figura de Emmanuel hijo de Yusuf y Myriam de Bethelem.

Desde su Nacimiento, hasta la presentación del Niño en el Templo de Ierusalaim a los doce años de edad, su infancia transcurre tranquila como la de cualquier otro niño de un pequeño pueblo cercano a la capital en un país invadido y dominado por el Imperio Romano.

A partir de ahí, la historia Bíblica de Emmanuel, es un absoluto misterio hasta que aparece de nuevo a los treinta años de edad (Lucas, 3:23) en las orillas del río Jordán para ser bautizado por Juan.

¿Qué ocurrió durante esos años de la vida no conocida Bíblicamente del Hijo de Dios?

Dieciocho años perdidos de la vida de El Cristo, durante los cuales, o bien se quedó trabajando junto a su padre Yusuf (José) que era constructor, o bien según indican los Evangelios Apócrifos estuvo formándose y creciendo en la conciencia de ser un Enviado del Creador, para predicar el Amor entre los hombres, en una sociedad deshumanizada y casi laica como es la sociedad judía durante el dominio romano.

En esa época existe un evidente choque en el terreno religioso, entre el politeísmo romano, y el monoteismo judío, por lo que es posible que muchos judíos adoptasen fórmulas mixtas, o perdiesen la fe original, simplemente.

Esto unido al hecho de que Ierusaiam, y todo Israel en general es lugar de paso e intercambio comercial (Griegos, turcos, egipcios, etc) hace que la mezcla de culturas terminase siendo la dominante en la sociedad judía de la época. De ahí que los Nazarenos, Nazaritas o Nazaríes que no eran una tribu, sino una secta o fuerza política de presión contra la dominación extranjera, de un nacionalismo casi fanático, conspirasen constantemente contra los dominadores latinos.

Si se adopta la segunda teoría sobre el periodo «oscuro» de la vida de El Cristo, es probable que éste estudiase el Gnosticismo con los Esenios, otra secta religiosa esta vez, del Israel crístico.

Además es sabido que cursó estudios rabínicos en la Gran Sinagoga de Ierusalaim, única que ordenaba a los Rabinos, dado que Emmanuel lo fue, e incluso en algunos pasajes bíblicos es llamado Rabboni por Myriam la de Magdala, en plan cariñoso de alumna a maestro:

Juan, 29:16

«Dícele Jesús: ¡María! Volviéndose ella, dícele: ¡Rabboni! que quiere decir, Maestro.»

¿Fué esto todo? Aun más: Pudo viajar a Egipto, próximo geográficamente a Israel, para estudiar el arte de la medicina y de las demás ciencias en las cuales el pueblo egipcio destacaba.

De hecho, algunos autores defienden que ciertos hechos considerados como «milagrosos» son solamente aplicaciones del ejercicio de la medicina que pudo haber aprendido con los Egipcios.

También de algunos maestros griegos y turcos pudo tener acceso a textos de remotas tierras, como los escritos sánscritos de la cultura hindú, y los Vedas, lo que le daría entrada a la mística junto a otros contactos con tribus pasajeras y viajeras que atravesaban el territorio de Israel, o pasaban por Ierusalaim centro de comercio importante en aquellos dias.

Como quiera que sea hay un periodo «no oficial» de la vida de Emmanuel al que sólo podemos acercarnos a través de los Evangelios Apócrifos.

Se dice respecto de la Biblioteca de Alejandría, que fue quemada por orden de Teófilo, obispo monofisita de Alejandría, que había peticionado y conseguido un decreto imperial, el Serapeum, el complejo que contenía la preciosa biblioteca y otras dependencias fue destruido y saqueado. En dicha Biblioteca, que contenía textos de prácticamente el conocimiento humano universal de la época (una especie de internet en papel o papiro), se especula con que habría un total de hasta 700 evangelios, los cuales se perdieron en el incendio casi en su totalidad.

Los que sobrevivieron a la quema, fueron escondidos o enterrados por los cristianos disidentes de Teófilo en ánforas, como los descubiertos cerca de la aldea egipcia de Nagh El Hammadi en el desierto, en 1945.

Estos Evangelios lógicamente no constan en la Biblia, elaborada como se sabe en el Concilio de Constantinopla, entre los meses de Mayo y Julio del año 381, por lo que reciben el nombre de Apócrifos.

«Los evangelios apócrifos o extracanónicos son los escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret que no fueron incluidos ni aceptados en el canon de la Biblia israelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las versiones de la Biblia usadas por distintos grupos de cristianos como la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana e Iglesias protestantes. Entre esos escritos se encuentran los Manuscritos de Nag Hammadi.

El término apócrifo (griego: ἀποκρύπτω [apocrýptō] > ἀπόκρυφος [apókryphos]), que originalmente significaba ‘ocultar lejos’, y luego fue derivando en ‘oculto’, ‘oscuro’, ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos. Con él se califican una cantidad de libros que las Iglesias cristianas de los primeros siglos no reconocieron como parte de la Sagrada Escritura, pero que se presentan con nombres o características que los hacen aparecer como si fueran libros canónicos.»

Cita: Wikipedia.

TU DIOS, MI DIOS, SU DIOS, NUESTRO DIOS.

ESE DESCONOCIDO, QUE NOS AMA A TODOS POR IGUAL

Dicen que los españoles nunca nos ponemos de acuerdo en decir qué hora es. En el mundo pasa algo parecido con la idea de Dios. No hay una idea unánime de qué o quién pueda ser Dios, y si acaso existe.

Para empezar, digamos que los auto-denominados ateos tienen razón en algo: ¡DIOS NO EXISTE!.

No es un ser sometido a las leyes la de física (al menos la humana, tal como la conocemos). No tiene una existencia, una vida terrenal, humana, física. Dios es un Ser Inmaterial, lo que no quiere decir que no SEA. O sea, Dios ES, PERO NO EXISTE.

Dios es una Entidad Superior, increada, que pertenece al mundo de la metafísica. De la Wikipedia: «La metafísica (del latín metaphysica, y este del griego μετὰ [τὰ] φυσικά, «más allá de la naturaleza»)es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.​ Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que comprendemos el mundo, como entidad, ser, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio. Junto con la lógica y la gnoseología, la metafísica es la rama más básica de la filosofía. Ha sido estudiada por filósofos como Platón, Aristóteles, Agustín, Boecio, Aquino, Leibniz, Locke, etc.»

Dios es un Ser Superior que está entonces, mas allá de la física. ES pero no EXISTE. Su realidad está en un plano desconocido para el simple ser humano, que es el mundo espiritual. El Ser Superior al que llamamos Dios en la tradición Cristiana, Al.Lah en la musulmana, YavH en la judía, etc…. es un ser UNICO, o sea UN SÓLO DIOS PARA TOSOS! (creyentes y no creyentes) y pertenece al mundo Espiritual, creado igualmente como todo lo demás por El.

¿Por qué hablamos de un Dios para todos (creyentes y no creyentes? Por que el problema de los auto-denominados ateos (sin Dios) es que ellos no creen en Dios, PERO DIOS SÍ CREE EN ELLOS!!. Y eso no pueden impedirlo, aunque digan no necesitarlo para nada.

Para el cerebro humano, tan limitado como es, capaz tan sólo de concebir unos pocos y vagos conceptos abstractos, es imposible concebir la idea del Espíritu. Algo inconsistente, que no está en ningún lugar, ni en ningún tiempo, sino que está en todos ellos a la vez y en ninguno. Algo así como la paradoja del gato de Schrödinger.

Y es esa cualidad de nuestro Espíritu -en realidad el hecho mismo de tener un Espíritu- la que nos haría en cierta forma semejantes a Dios.

Pero entonces surge de nuevo y con mas fuerza la pregunta: Si esto es así QUÉ o QUIÉN es DIOS?

Para empezar digamos que Dios no es un hombre mortal, es inmaterial, por lo que no tiene cuerpo físico y humano. Esto nos lleva a la deducción lógica de que al no tener cuerpo, tampoco tiene sexo, por lo que erramos cuando a Dios, los creyentes le llamamos «Padre». En una aproximación mas «exacta» desde el punto de vista humano Dios sería Padre y Madre, como Entidad Creadora.

Y si no tiene un físico, ¿Para qué darle un nombre?. Es decir, si no podemos verlo y es una idea en el mundo de lo espiritual, no necesita ser nombrado. Nombramos para definir. Y Dios, por antonomasia, no tiene definición posible, como tratamos de demostrar. Los judíos tienen setenta nombres para Dios, pero curiosamente ellos por respeto reverencial a lo sagrado, nunca nombran el nombre de Dios.

«“No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano” Dice la Torá (Deuteronomio 5:11; Éxodo 20:7).» Por eso, cuando en la lectura de la Torá llegan al nombre de Dios, lo representan por una letra «iod» que en el alefato judío (el equivalente a nuestro abecedario) no se pronuncia pues es una letra auxiliar. Y lo escriben en hebreo y en español de igual forma «D-os». Los musulmanes tienen 99 nombres para Al.Lah pero tampoco es frecuente que lo nombren, salvo en sus oraciones. Nuestro vocablo Dios, por otra parte proviene curiosamente del griego Zeus, el rey del Olympo, no del hebreo como cabría suponer /YAvH/.

Entonces, insistimos en la pregunta una vez mas ¿Qué o Quién es Dios? La Gnosis cristiana tiene a Dios por un Ser Supremo, creador de todo. La Unidad en la Pluralidad de la Kabbalah, de la cual emana todo lo creado, ya sea manifiesto, no manifiesto o manifestable, en formato fìsico o no físico pero concebible por el hombre.

Podríamos entonces preguntar: ¿Es Dios infinito? Con el filósofo y teólogo teórico René Guenon diríamos que no. Y antes de que se llame a escándalo, pensemos que Dios tiene un límite que es el MAL. Es decir, Dios que es la representación del Amor en su grado mas sublime, el Amor-entrega-creación, no puede ser malo ni tener malignindad ni maldad. De ahí que el límite que define a Dios es el Mal en sentido amplio.

En conclusión: Dios es un Ser Superior, Creador, Increado y desconocido para el ser humano, a pesar de ser éste una creación suya. Somos la pluralidad en la Unidad. El Dios interior que habita en nosotros, al igual que en todo lo creado.

Amin.