La Oración Centrante

Una forma coherente y mística de orar

La Oración Contemplativa

Cuando consideramos lo que es la oración, normalmente pensamos que consiste en expresar nuestro corazón, pensamientos o sentimientos en palabras. Pero solamente es una de sus expresiones. En la tradición cristiana, existe otra forma de relacionarnos con Dios en una forma más íntima: la Oración Contemplativa, considerada un don puro de Dios que se manifiesta en una apertura total de la mente y corazón, de todo nuestro ser a la Presencia Divina, al Misterio Ultimo. Esta forma de orar va más allá de cualquier concepto, pensamiento, palabra o emoción. Por medio de la gracia, abrimos nuestro ser a Dios, que por fe sabemos mora en nosotros, más cercano que el respirar, que el pensar, que el escoger, más inmediato que la consciencia misma. 


La Oración Centrante  

La Oración Centrante es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la Oración Contemplativa, preparando nuestras facultades para recibir ese don. Es un intento de presentar enseñanzas de antigua sabiduría cristiana en una forma actualizada. La Oración Centrante no intenta sustituir otros tipos de oración, sino iluminarlos y profundizar su significado. Es al mismo tiempo, una relacion con Dios y una disciplina para fomentar el crecimiento de la misma. Es un método que nos conduce más allá de conversación con Cristo a una comunión íntima con El. 

Base Teológica

La fuente de la Oración Centrante, como la de todos los métodos que conducen hacia la Oración Contemplativa, es la Trinidad que habita en nosotros: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. El enfoque de la Oración Centrante es la profundización de nuestra relación con el Cristo vivo. Tiende a construir comunidades de fe y une a los miembros con vínculos de amistad y amor mutuos.

La Raiz de la Oración Centrante    

Escuchar la Palabra de Dios en las Escrituras (Lectio Divina) es una de las formas tradicionales de cultivar nuestra amistad con Cristo. Es un modo de escuchar los textos de las Escrituras como si estuviéramos en conversación con Cristo y el nos sugiriera los temas de conversación. El encuentro diario con Cristo y la reflexión en su Palabra, nos conduce más allá de la mera familiaridad a una relación de amistad, confianza y amor. La conversación se simplifica culminando en comunión. Gregorio Magno del siglo VI, resumiendo la tradición contemplativa cristiana, la expresa como un “descansar en Dios.” Este fue el significado clásico del término “Oración Contemplativa” durante los primeros dieciséis siglos. 

Palabras de Sabiduría de Jesús

La Oración Centrante está basada en la enseñanza de Jesús en el Sermón de la Montaña: 

«Tú en cambio, cuando vayas a orar entra en
tu aposento y, después de cerrar la puerta
ora a tu Padre, que está ahí en lo secreto,
y tu Padre que ve todo te recompensará
«:
Mt. 6,6

​La Oración Centrante también ha recibido inspiración de textos escritos por varios importantes contribuyentes a la Tradición Contemplativa Cristiana, tales como Juan Casiano, el autor anónimo de “La Nube del No Saber,” Francisco de Sales, Teresa de Avila, Juan de la Cruz, Teresita de Lisieux, y Thomas Merton.


Las Pautas

1.    Escoja una palabra sagrada como símbolo de su intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en su interior.

2.    Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, sosiéguese brevemente e introduzca silenciosamente la palabra sagrada como símbolo de su consentimiento a la presencia y la acción de Dios en su interior.

3.    Cuando se de cuenta que está reteniendo un pensamiento,* regrese muy suavemente a la palabra sagrada.

4.    Al final del período de oración, permanezca en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos. 


*El término “pensamientos” incluye sensaciones corporales, sentimientos, imágenes y reflexiones


Desarrollo de las Pautas de la Oración Centrante

I.   Escoja una palabra sagrada como símbolo de su intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en su interior.  

• Una vez que escogemos una palabra sagrada, no la cambiamos durante el período de oración, ya que eso sería comenzar a pensar nuevamente.  

• Una simple mirada interior hacia la Divina Presencia o notar la respiración puede resultar más adecuado que la palabra sagrada para algunas personas. Las mismas pautas se aplican a estos símbolos que a la palabra sagrada.  

• La palabra sagrada expresa nuestra intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en nuestro interior.  

• La palabra sagrada se escoge durante un breve período de oración al Espíritu Santo. Use una palabra de 1 o 2 sílabas. Ejemplos: Dios, Jesús, Abba, Padre, Madre, María, Amén, Señor. Otras posibilidades: Amor, Oye, Paz, Sí, Fe, Kyrie.  

• La palabra sagrada es sagrada no por su significado inherente, sino por el significado que le damos como expresión de nuestra intención y de nuestro consentimiento. 


II.   Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, sosiéguese brevemente e introduzca silenciosamente la palabra sagrada como símbolo de su consentimiento a la Presencia y la acción de Dios en su interior. 


• El decir “sentado cómodamente” significa que debemos estar relativamente cómodos, pero no al extremo de inducir el sueño durante el período de oración.  

• Cualquiera que sea la posición que escojamos, mantenemos la espalda recta.  

• Cerramos los ojos como símbolo de que dejamos pasar lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y en nuestro interior.  

• Introducimos la palabra sagrada en silencio y muy suavemente, como si dejáramos caer una pluma sobre una mota de algodón.  

• Si nos quedamos dormidos, al despertar continuamos la oración. 


III.  Cuando se de cuenta de que está reteniendo un pensamiento, regrese muy suavemente a la palabra sagrada. 


• “Regresamos muy suavemente a la palabra sagrada” con un mínimo de esfuerzo. Esta es la única actividad que realizamos durante el período de la Oración Centrante.

 • Durante el curso de la Oración Centrante, la palabra sagrada puede tornarse vaga o desaparecer.  

• Los pensamientos son una parte inevitable, integral y normal de la Oración Centrante.  

• La palabra “pensamientos” es un término general que denota cualquier percepción, incluyendo sensaciones corporales, estímulos sensoriales, sentimientos, imágenes, recuerdos, planes, reflexiones, conceptos, comentarios y experiencias espirituales. 


IV. Al final del período de oración, permanezca en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos.

 

• Los dos minutos adicionales nos ayudan a llevar la atmósfera de silencio a la vida cotidiana.  

• Si se hace esta oración en grupo, el guía puede recitar lentamente una oración como el Padre Nuestro, mientras los demás escuchan.

Algunos Puntos Prácticos

 
1.    El tiempo mínimo para esta oración es 20 minutos. Se recomiendan dos períodos diarios, uno por la mañana y el otro por la tarde o temprano en la noche. Con la práctica, el tiempo puede extenderse a 30 minutos o más. 


2.    Para indicar que ha terminado el período de oración, puede usarse un cronómetro que no tenga un tic-tac audible y que no haga un sonido estridente al final. 


3.    Posibles síntomas físicos durante la oración: 


• Podemos notar dolores leves, picazón o espasmos en alguna parte del cuerpo o una especie de inquietud general. Estos usualmente se deben a que se ha desatado algún nudo emocional en el cuerpo.  

• Podemos observar una sensación de peso o ligereza en las extremidades. Por lo general, esto se debe a un nivel profundo de atención espiritual.  

• En cualquier caso, no le prestamos atención y regresamos, muy suavemente, a la palabra sagrada. 


4.    Los frutos principales de la Oración Centrante se experimentan en la vida diaria y no durante el período de oración.

5. La Oración Centrante nos familiariza con el primer lenguaje de Dios, que es el silencio.. 


Otras Consideraciones 


1.    Durante el período de oración, pueden surgir varios tipos de pensamientos: 


• Introspecciones o descubrimientos psicológicos importantes.  

• Divagaciones ordinarias de la imaginación o la memoria.  

• Auto-reflexiones, tales como “¿Estaré haciendo esto bien?” “¡Qué paz tan maravillosa ésta!” 

• Pensamientos y sentimientos que surgen de la descarga del inconsciente.  

• Pensamientos o sentimientos atractivos o repulsivos.  

• Cuando se dé cuenta de que está reteniendo un pensamiento regrese muy suavemente a la palabra sagrada. 


2. Durante esta oración, evitamos analizar nuestra experiencia, dar cabida a expectativas, o tratar de alcanzar metas específicas, tales como:  

• Lograr tener una experiencia espiritual  

• Tratar de sentir paz o consuelo  

• No tener pensamientos.  

• Poner la mente en blanco.  

• Repetir la palabra sagrada constantemente 


Formas de profundizar nuestra Relación con Dios 


1.   Practique dos períodos diarios de Oración Centrante de 20 a 30 minutos cada uno. 
2.   Escuche la Palabra de Dios en las Escrituras y estudie  “Mente Abierta, Corazón Abierto.” 
3.   Visite nuestra página web para accesar recursos en línea, prácticas, cursos y grupos. 
4.   Únase a un grupo de Oración Centrante  

• El grupo estimula a los miembros a que perseveren en sus práctica individuales.  

• Ofrece una oportunidad de apoyo y de compartir la travesía espiritual.  

• Proporciona una oportunidad regular de recibir orientación más a fondo por medio de videos, lecturas y discusión. 


Lo que la Oración Centrante es y no es 


• No es un don carismático, sino un proceso de transformación.

• No es una forma de auto-hipnosis, sino una manera de aquietar la mente, sin que ésta deje de estar alerta.

• No es una experiencia para-psicológica, sino un ejercicio de fe, esperanza y amor desinteresado.

• No es un ejercicio de relajación, pero puede ser refrescante.  

• No es una técnica, sino un modo de cultivar la relación con Dios.

• No se limita a la presencia “sentida” de Dios, sino que es una profundización de fe pura en la presencia constante del Dios que nos habita.

• No es una oración reflexiva o espontánea, sino simplemente un descansar en Dios más allá de los pensamientos, palabras y emociones.
 

(Fuente: E.C.I. Extensión Contemplativa Internacional)